martes, 12 de agosto de 2008

La liberación de Dios.

Viendo el programa de las madres en canal 7 el sábado pasado, me intereso una historia que contó la Hebe, sobre porqué las Madres seguían con tanto empeño la tarea social con la que soñaron sus hijos, que dieron y tomaron vida por ese futuro anhelado.

Contaba como la Teología de la Liberación fue, para ellos, su inspiración mas profunda por lograr un mundo social y humanamente más justo. Tal como Jesús enseño; un mundo de amor y de justicia.

Busque en el diccionario la palabra teología, y de todas las definiciones de la Real Academia, encontré como “natural” esta: "La que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones a la luz de los principios de la razón, independientemente de las verdades reveladas."

Después Hebe comento sobre un sacerdote que fue uno de los fundadores de la propuesta de la Teología de la Liberación y se refirió a un tal Leonardo Boff, un teólogo, filósofo y escritor nacido en el Estado de Santa Catarina, Brasil, conocido por su apoyo activo a los derechos de los pobres y marginados, y además al movimiento ecologista.

Me puse a buscar en internet para descubrir un poco más del tema, y salió esto:

En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina de la Iglesia Católica.

Boff estuvo a punto de ser silenciado de nuevo en 1992 por Roma, para evitar que participara en el Eco-92 de Río de Janeiro, lo que finalmente lo movió a dejar la orden franciscana, y el ministerio presbiteral.

Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín.

Fue en Brasil, donde a partir de 1957 la Iglesia Católica comenzó un movimiento de Comunidades de Base que para 1964 ya era digno de ser considerado en el "Primer Plan Pastoral Nacional 1965-1970". También en Brasil Paulo Freire, un maestro del nordeste, desarrolló un nuevo método para alfabetizar mediante un proceso de concienciación. Los movimientos de estudiantes y de trabajadores de Acción Católica se fueron comprometiendo, así como importantes intelectuales católicos. Algunos cristianos empezaron a utilizar conceptos marxistas para analizar la sociedad. Richard Shaull, un misionero presbiteriano, planteó la cuestión de si la revolución tendría un significado teológico. Él y algunos jóvenes protestantes empezaron a discutir esos temas con sacerdotes dominicos e intelectuales católicos.

Una de las ideas bases para el inicio de la Teología de la Liberación fue la vida y obra revolucionaria del sacerdote colombiano Camilo Torres (1929-1966) quien luchó en el ELN (Ejercito de Liberación Nacional) en su primer combate contra el Ejército regular. El padre Camilo Torres fue un verdadero ejemplo para curas y católicos que posteriormente tratarían de continuar su obra no solo en Colombia, sino en toda América.

Otra inspiración para la Teología de la Liberación latinoamericana fue la lucha por los derechos civiles que a su vez ganó derechos para los negros de Estados Unidos liderada por Martin Luther King (1929-1968). En Sudáfrica se desarrolló una vigorosa Teología de la liberación negra en la lucha contra el apartheid. En el resto de África la Teología ha cuestionado la conquista, esclavización y colonización de los africanos por la cristiandad europea. En Asia la Teología minjung (coreano: de la masa popular), o la Teología Campesina en Filipinas han sido expresiones relacionadas con la Teología de la Liberación latinoamericana.

Un referente importante en América latina fue Ignacio Ellacuría Beascoechea, un filósofo y teólogo vasco, naturalizado salvadoreño. El 16 de noviembre de 1989 fue asesinado por soldados salvadoreños del propio Ejército Nacional, en la residencia de la Universidad, junto con otros jesuitas, por su compromiso con la difusión de la Teología de la Liberación.

Las conclusiones principales que Ellacuría extrae para la Teología de la Liberación son:

1. El Jesús histórico, indefenso aunque juzgado, no fue muerto por confusión de sus enemigos sino porque era una amenaza contra el orden social establecido.
2. El Jesús histórico no predica un Reino de Dios abstracto o trascendente, en el más allá, sino concreto, en la Realidad, en medio de un mundo estructuralmente contradictorio e injusto.
3. Lo que fue la vida de Jesús representaba una oposición al mundo y a los poderes de su tiempo. La fe en ese tipo de vida implica seguimiento y compromiso, implica mantener la antorcha del amor y la justicia frente al odio y la opresión.

Ellacuría plantea tres grandes preocupaciones: la defensa de las mayorías populares y los pueblos oprimidos, la Universidad como un instrumento al servicio de las mayorías, y la función liberadora de la Filosofía.

Todas conclusiones próximas al hombre nuevo, que como consigna, llevaban adelante los grupos guerrilleros en gran parte de los ´70 y que exhibía como principal paradigma a nuestro mítico CHE.

Me quedo con el sinsabor de tanta sangre derramada en pos de tantos ideales de justicia, frente a la patética imagen de TV de un Bussi lagrimeando en su juicio, oral y público o en la tétrica Pando, llevada por su odio visceral a amenazar de muerte y por propia mano a los jueces y fiscales.

Todos invocando a Dios, fuente de toda razón y justicia.

El todo y la nada.

La nada era antes que el todo. ÉL la creo.

El todo es ante todo, todo lo imaginado, todo lo mentado, todo lo que hay y lo que todavía no hay.

Es autosuficiente pero maleable, eterno y finito, condicional y condicionante.

Nos penetra y nos expresa, siendo a la vez íntimo y plural.

Está en las letras y en la música, en el color y en el aroma, en la luz y en la sombra.

Sólo la nada existe sin él, pero ella necesita del todo.

Su nivel es el de un virus en la superficie de un sol ampliado cien mil veces.

Infinitamente más reducido que un quark. Sólo es una cuerda de energía.

Que resuena su armonía en la esencia del todo y en ese acto crea la realidad.

Siendo anterior, construye el pensar y el sentir. También el agua y el fuego.

Es matemáticamente multidimensional y por lo tanto evoluciona hacia la perfección.

Sólo la mente puede verlo y sentirlo, encontrando así su destino.

Inspirado en una explicación televisiva de la Teoría de las Cuerdas o Teoría del Todo, que une la física cuántica con la teoría de la relatividad, explicando así la unión de las 4 fuerzas fundamentales del universo.