jueves, 11 de septiembre de 2008

Individualismo extremo

Resumen de una nota de Le Monde Diplomatic de agosto.

Hace un tiempo me atrapo un libro de ficción política llamado “La rebelión de Atlas”, (haciendo referencia al joven titán de la mitología griega al que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían la tierra separada de los cielos). Es un libro, que como dice la nota que estoy resumiendo, fue muy popular en Estados Unidos y que fuera venerado por Ronald Reagan. Lo escribió la filósofa y novelista Ayn Rand (1905-1982) que dio vida en sus obras a héroes solitarios, que aparecen limitados por sus semejantes. Tal elogio al “creador incomprendido”, es la visión de un individuo que no encuentra salvación más que en sí mismo.

En la novela se mezclan grandes empresarios estadounidenses, con la investigación tecnológica y la utopía de un estado ausente de iniciativas sociales. En el relato los individuos excepcionales por su aporte a la sociedad desaparecen misteriosamente. El resultado es el derrumbe de la civilización estadounidense. La investigación gira en torno a un ingeniero, John Galt, que también ha desaparecido. Una desaparición particularmente intrigante porque deja tras él, una invención revolucionaria, un motor que se alimenta de una fuente inagotable, omnipresente y gratuita: la electricidad estática contenida en la atmósfera. Luego nos enteramos de que John Galt se ha retirado voluntariamente de la sociedad, considerando que sus miembros improductivos chupan la sangre de los individuos que crean y producen, ejerciendo un poder abusivo que el Estado promociona. Las otras desapariciones también se explican, porque John Galt había incitado a un cierto número de espíritus superiores a seguirlo, llevándolos así a la huelga más desastrosa de la historia de Estados Unidos. John Galt y sus compañeros fundan una ocultada ciudad en la región más aislada y montañosa de Estados Unidos, donde al margen de la ley económica, pudieran expresar con toda libertad sus capacidades de crear, de inventar y de emprender.

Se encuentra en preparación una película basada en el libro; y se dice que Brad Pitt y Angelina Jolie (admiradora de Ayn Rand) tendrán los papeles principales.

El itinerario de Ayn Rand explica sin duda su ideología. Nacida en Rusia a comienzos del siglo XX, con el nombre de Alice Rosenbaum, huyó de la Unión Soviética en 1926 para ir a Estados Unidos. Al emigrar, Ayn Rand pasó de un país que desnaturalizaba la ambición y la utopía, a otro que, según ella, encarna el éxito. El Ayn Rand Institute se dedica a difundir su filosofía “objetivista”, con el fin de promover el libre mercado, el individuo, la libertad y el ejercicio de la razón como opuestos al multiculturalismo, las políticas ambientales, las corrientes de pensamiento que le otorgan una importancia exagerada al Estado, y otras manifestaciones de supuesta irracionalidad. Ochocientos mil ejemplares de las obras de Ayn Rand se venden hoy cada año.

Ayn Rand piensa, como Nietzsche, que la humanidad está justificada por sus grandes hombres ¡allá ellos los personas comunes! (entre las cuales, con toda seguridad, ella no se incluye). Comparte su crítica de la filantropía, su desdén por la multitud y, sobre todo, su fe en el individuo que existe por sí mismo, que no tiene necesidad de los otros y que saca lo que crea de su propio interior.

Ayn Rand justifica así una ética que resulta notable por el hecho de que no supone ningún deber hacia los otros, sino únicamente respecto de sí mismo. Así desaparecen, mágicamente, las múltiples formas de interdependencia, las relaciones de fuerza, los abusos de poder, las injusticias y las violencias que envenenan la existencia de la humanidad y contra las cuales, en la vida real, el recurrir a la razón se revela desgraciadamente como ineficaz.

La ideología de Ayn Rand está dirigida en primer lugar a los “dominantes”. Los conforta en la ventajosa idea que ellos tienen de sí mismos, y les permite trasladar a un segundo plano lo que en realidad son: personas para las cuales es esencial pertenecer a redes poderosas y que hacen esfuerzos para ocupar en ellas su lugar. Justificando el fracaso de aquellos que siguen estando en la parte más baja de la escala social, imputándoles la falta de cualidades personales en lugar de la falta de oportunidades. El individualismo radical de Ayn Rand implica, en el fondo, que la sociedad, como decía Margaret Tatcher, no existe.

Algunas de sus sentencias son: “Todas las ‘economías mixtas’, escribió Ayn Rand en 1963, están en un estado de transición precaria que hace que, en última instancia, deban dirigirse hacia la libertad o terminar en la dictadura.” “Cualquier nación libre tenía el derecho de invadir a la Alemania nazi, y hoy tiene el derecho de invadir a la Rusia soviética, a Cuba o a cualquier otro enclave de esclavitud”. “Desde el momento en que “los conquistadores establecen un sistema social libre, la invasión de un país esclavista está moralmente justificada”.

Sin duda la invasión a Irak con sus 700.000 victimas o la política exterior a Latinoamérica hace décadas, están influidas por estas ideas que son compartidas por ambos partidos (Demócrata y Republicano) en Estados Unidos y no hay a la vista dudas de que sigan pensando en términos absolutos como la primera regla de todo buen Imperio.