miércoles, 25 de mayo de 2011

Pitagoras II

Síntesis de los ANTECEDENTES DE LA DISCIPLINA MORFOLÓGICA

La decena se representaba como número triangular que, a primera vista, aparece formado por los cuatro primeros números enteros. 1+2+3+4=10. Ésta era la divina “tetrakys”




"La tradición más antigua atribuye a Pitágoras el descubrimiento de los principales intervalos musicales y de las relaciones matemáticas que regulan la armonía en la
música. Pitágoras habría podido llegar a este descubrimiento fundamental a través del estudio de las cuerdas sonoras. Para sus experimentos habría inventado un instrumento musical con una sola cuerda, llamado Canon, cuyo puente móvil permitía variar a voluntad la longitud de la cuerda.

Resulta evidente que si se imprime a la cuerda un movimiento vibratorio con una fuerza constante, el sonido resultante depende de la longitud de la cuerda. Pero entre todas las posibles longitudes, existen algunas que producen sonidos que presentan relaciones especiales y fijas.

Así, dos cuerdas cuyas longitudes son en relación 1:2 (un medio), es decir que una es la mitad de la otra, dan el mismo sonido –la misma nota, diríamos nosotros– en los dos tonos de grave y agudo. Existe entonces un intervalo definido y fijo en cuyos extremos aparecen dos aspectos opuestos –grave y agudo– del mismo sonido. Este intervalo –la octava– se expresa a través de una relación matemática precisa entre las longitudes de las cuerdas. Existen dos sonidos, dados por cuerdas que se encuentran en la relación de longitud 3:2 (tres medios) y 4:3 (cuatro tercios), que poseen características especiales: son tonos intermedios entre grave y agudo, en los que estos dos caracteres opuestos se concilian y armonizan.

Para Pitágoras es posible construir la música en base a estos tres intervalos, llamados armónicos o concordantes. Toda la otra infinidad de sonidos que no obedecen a estas reglas matemáticas precisas, representan, combinándose, un fondo caótico e inarticulado de ruido. Es el número el que introduce armonía y belleza en el mundo de los sonidos. El instrumento musical pitagórico, la lira de siete cuerdas o heptacordo, estaba formado por cuatro cuerdas llamadas fijas que daban los intervalos concordantes de octava, cuarta y quinta y de otras tres cuerdas, llamadas móviles, que se ajustaban en base al tipo de escala requerido.

Pitágoras fue entonces el primero que construyó una teoría de la armonía musical basada en la matemática. Pero fue aún más lejos y llegó a sostener que el número es el principio constitutivo de todo el universo. Recordemos que en la época de Pitágoras, la especulación de los filósofos Presocráticos se centraba sobre el problema de cuál era el principio constitutivo de todas las cosas (arqué). A este problema fundamental se ligaban el de la relación entre el ser y el devenir, y el de la relación entre el Uno y lo múltiple. Para Pitágoras este principio es el número: todo es número.

Aristóteles dice : “Los pitagóricos sostienen que las cosas existentes son números, no números que existen separados de ellas, sino que las cosas están verdaderamente compuestas por números. Ellos sostienen que los elementos de los números son los elementos de todo lo que existe y que todo el universo es una armonía y un número.” Además: “Ellos de hecho construyen todo el universo a partir de los números, pero no de los números abstractos, porque suponen que las unidades poseen extensión.” (Metafísica)

Aquí es necesario aclarar que en primer lugar, para los pitagóricos, los números eran números enteros, concebidos como conjuntos de unidades. En segundo lugar, la matemática pitagórica era una aritmo-geometría, es decir que los números tenían al mismo tiempo un significado aritmético y geométrico. Eran representados por un conjunto de puntos y es así que se hablaba de números cuadrados, triangulares, etc. El número resultaba ser un “conjunto de unidades con una posición” que delimitaba un campo. Cuatro puntos un cuadrado, tres puntos un triángulo, etc.

Los pitagóricos, además, relacionaban los elementos de la geometría con números específicos: así, el número uno se asimilaba al punto, el dos a la línea, el tres a la superficie, el cuatro al volumen. Esto porque dos puntos comportan la idea de línea, tres puntos no alineados la idea de superficie (triángulo), etc. Está claro que desde este punto de vista, la forma espacial podía reducirse a figura geométrica y ésta, a su vez, podía expresarse en términos matemáticos. Mas esto era válido no sólo para la forma visible, para el límite espacial de un objeto, sino también para su estructura interna. Asi expuesto por Pitagoras; “Existen cinco figuras sólidas llamadas los sólidos geométricos; la tierra está hecha por el cubo, el fuego por la pirámide, el aire por el octaedro, el agua por el icosaedro y por el dodecaedro está hecha la esfera del todo."

En síntesis, la visión morfológica que tenían los pitagóricos sobre las cosas, debía ser en cierto modo similar a aquella propuesta por las modernas teorías de las estructuras químicas y de cristalografía. En éstas, las propiedades químicas y físicas de una sustancia se pueden reconducir al ordenamiento espacial de los átomos que siguen siempre estructuras geométricas precisas. Es sabido que en la teoría cristalográfica todos los sólidos cristalinos se organizan en siete sistemas geométricos, determinados por la disposición en el espacio de los átomos, asimilados a puntos.

Pero si todo el universo es número-forma, las leyes del número y su génesis pueden explicar las leyes y la génesis del universo. Todos los números se dividen en dos clases opuestas: pares e impares. Pero esta división en opuestos se encuentra en todo. Así tenemos unidad y pluralidad, derecha e izquierda, macho y hembra, quietud y movimiento, recta y curva, luz y oscuridad, bien y mal, cuadrado y rectángulo dice Aristóteles en su Metafísica.

Desde el punto de vista geométrico, el 'apeiron' es el espacio indeterminado en el cual resaltan las formas; desde el punto de vista aritmético es el continuo indefinido desde donde emergen como islas los números racionales; desde el punto de vista musical es el intervalo del cual surgen los sonidos de la octava. No puede existir una figura geométrica sin un espacio en torno a ella, ni pueden existir unidades numéricas finitas sin algo que las separe, ni notas musicales sin un intervalo que las aísle y defina.

Entonces, como ha sido justamente notado, la de los pitagóricos es una física de lo discontinuo, porque todo aquello que es definido y mensurable emerge a saltos desde un fondo de indefinición y no-mensurabilidad. Pero sin este fondo, la existencia de cualquier fenómeno limitado es inconcebible.

Sin embargo, no parece que para los pitagóricos el apeiron fuese simplemente no-ser. Éste posee existencia, substancia, tal como el universo limitado. El universo limitado surge con la introducción del primer germen de orden (el primer Uno, el
punto) en lo ilimitado (Aristóteles, Metafísica) y se desarrolla a través de un proceso de continua interacción entre los dos principios. No obstante todo esto, las doctrinas de los pitagóricos no son dualísticas. Limitado e ilimitado son solamente dos aspectos de la unidad que los trasciende y sintetiza. Lo mismo vale para el número uno con respecto al par y al impar.

Al contrario que para nosotros, el número uno es par e impar, es decir, participa de ambas características y de él se generan las dos clases de números. Con esto llegamos al concepto central del Pitagorismo, el de Unidad. Para Pitágoras la Unidad es el más alto valor que aparece más allá de la oposición entre limitado e ilimitado. El antagonismo entre estos dos elementos se supera cuando ambos entran en armonía.

La armonía, otro concepto clave del Pitagorismo, es la expresión, la manifestación de la Unidad; se la define efectivamente como “unidad de lo múltiple y concordancia de lo discordante” En la armonía, los opuestos se mantienen unidos por un vínculo de “amistad” y no de antagonismo y su diversidad constituye la multiforme belleza del mundo. El principio de armonía en la morfología pitagórica era simbolizado por el número diez, suma de los cuatro primeros números enteros a través de los cuales, como hemos visto, era posible expresar las relaciones entre los intervalos armónicos.

La decena se representaba como número triangular que, a primera vista, aparece formado por los cuatro primeros números enteros.

Ésta era la divina “tetrakys” sobre la cual los pitagóricos solían pronunciar los juramentos más solemnes. La opinión del autor (Salvatore Puledda) es que ésta corresponde al  eneagrama armónico expresado en forma triangular.

Pero sobre la tierra, unidad y armonía son el fin y no el principio, todo tiende hacia ellas pero el trabajo de unificación y de armonización aún no ha sido terminado. Es tarea del pitagórico contribuir a tal trabajo creando armonía en sí mismo y en torno a sí, tomando al cosmos como modelo. Éste es ya una estructura ordenada según número y armonía.

Interrogado sobre el fin para el cual el hombre fue creado, Pitágoras respondió: “Para observar el cielo” (Aristóteles, Protréctico). Siguiendo este precepto, los pitagóricos se dedicaron con gran empeño al estudio de la astronomía y desarrollaron una compleja cosmología, cuyo aspecto más extraordinario reside en el hecho de que desplaza a la tierra del centro del universo y la transforma en un planeta que gira alrededor del centro (Aristóteles, De caelo).

Esta idea no tiene precedentes conocidos y representa un increíble salto en la imaginación científica. Pero para los pitagóricos el centro del sistema no es el sol: es un “fuego” central no visible desde el lado de la tierra en que vivimos. El sol, la luna y los otros planetas conocidos, junto a una contratierra, no visible por la misma razón, completan el sistema según el sagrado número diez. Pero el fuego central desde el cual el sol obtiene su luz reflejándola como un espejo, es considerado por los pitagóricos un principio espiritual además de físico.

Los cuerpos celestes se mueven según leyes precisas y las distancias recíprocas se expresan por medio de relaciones numéricas análogas a las que regulan los sonidos armónicos. La descripción de la estructura del cosmos se encuentra en el Timeo de Platón, que es un desarrollo de temas pitagóricos. El diálogo toma el nombre del pitagórico Timeo de Locri. El cosmos es como una lira de siete cuerdas: en su movimiento ordenado, cada uno de los cuerpos celestes emite una nota de la octava, creando así una música de indescriptible belleza –la armonía de las esferas– que sólo el iniciado puede oír y a la cual intenta acercarse la música humana.

La teoría de la armonía de las esferas es atribuida a Pitágoras por Aristóteles (Metafísica). La descripción de cómo el movimiento de los cuerpos celestes genera esta música primordial se encuentra en Platón, La República (El mito de Er). La teoría de la armonía de las esferas probablemente es de origen babilónico.

Pero el cosmos no es simple materia ordenada, imagen ésta que aun un moderno físico aceptaría, sino que es un ser vivo, un animal divino, porque divino es el principio de la armonía sobre el cual ha sido construido. Como todo ser vivo, el cosmos respira: respira la sustancia del apeiron que es su nutrimento. De su alma –el alma del mundo– participan las infinitas vidas individuales, partes de un único organismo. Y es por esto que todos los seres vivientes deben ser considerados parientes entre sí.

En síntesis, la disciplina morfológica de la cual hemos dado esta rápida e incompleta descripción, era utilizada por los pitagóricos como medio de purificación y elevación del alma. Las almas individuales, de hecho, aunque inmortales y de naturaleza divina, en el estado encarnado poseen aspectos no ordenados y antagónicos, vibran con notas discordantes, están afectadas por formas de desorden e irracionalidad. Es esta falta de unidad lo que las mantiene ligadas al ciclo inexorable del nacimiento y la muerte.

A través de la filosofía, las almas prisioneras del cuerpo e inmémores de su naturaleza inmortal, entran en resonancia con el divino principio del orden y la armonía, y se liberan de su tumba en el mundo del transcurrir. Pero su peregrinación de cuerpo en cuerpo, de tiempo en tiempo, no es vano porque según los pitagóricos es de esta manera que el principio del desorden y del caos se reconduce hacia la armonía. La encarnación del alma y su ciclo terrestre tienen como finalidad la espiritualización del mundo."

Todo el texto está resumido de Los Presocraticos, una investigación de Mariana U. en 2007, integrante del Nuevo Humanismo, realizada en el Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas, Mendoza, Argentina. Esta investigación se centra en el estudio de los principales rasgos de los filósofos presocráticos, que aparecen entre los siglos VII y V siglo antes de nuestra era, relacionados con los orígenes del pensamiento occidental. 
 

sábado, 21 de mayo de 2011

Pitagoras


Síntesis de los ANTECEDENTES DE LA DISCIPLINA MORFOLÓGICA

En el Pitagorismo hay una fuerte influencia del Orfismo, de modo tal que se presentan tantos puntos en común, que resultan de difícil distinción y su influencia recíproca es innegable.

Orfeo Era el más grande de los poetas de Tracia en el siglo VI,a.C. Se dice que inspirado por las Musas, habría inventado la lira y enseñado a los hombres la música y la escritura. Vivió una generación antes de Homero y participó en la mítica expedición de los Argonautas en busca del Vellocino de Oro, relatada en la Iliada y la Odisea.

Habría introducido en Grecia las “orgías”, es decir, los ritos de Dionisio, En el mito de Dionisio la raza humana ha nacido de las cenizas de los Titanes. A causa de este origen posee un aspecto malvado y cruel; pero  también una chispa divina. El ser humano es animal y dios. El objetivo de la vida órfica es la purificación del animal humano y la liberación de su parte divina.

Esos dos aspectos están representados por Apolo, que es el dios de la sabiduría calma y ordenada, del arte como proporción y armonía. Su atributo es la lira que crea una música persuasiva, apaciguadora, en contraposición a la flauta de Dionisio que induce al frenesí, a la agitación del alma, a la 'manía'. Pero la oposición entre las dos figuras divinas es sólo aparente: uno de los misterios sagrados era precisamente el reconocimiento de su unidad. En síntesis, Orfeo ha enseñado a través de los misterios de Dionisio que no es posible conocer la vida si no se ha experimentado la muerte.

Otro punto fundamental en la especulación religiosa órfica es el destino del alma humana. Aquí nos encontramos en lo opuesto a la visión griega tradicional. Para los héroes homéricos la verdadera vida es la vida del cuerpo. Los órficos revierten completamente esta visión: el alma es la parte divina del ser humano, es parte de Dionisio, y se encuentra prisionera en el cuerpo como en una tumba.

El alma para los órficos no es el intelecto o el razonamiento discursivo, que también diferencian al ser humano del animal. Las funciones racionales y sensitivas son para los órficos parte del cuerpo y mueren con él. En cambio el alma es un ser divino que es atraído por el cuerpo y le da vida.

Sin el alma el cuerpo no puede vivir, pero la entrada en el cuerpo es para el alma una especie de muerte de la cual se libera con la muerte física. Con la muerte del cuerpo el alma va bajo tierra, al Hades, donde se presenta a un juicio. La idea de una justicia equitativa en el otro mundo ha sido desarrollada en Occidente por los órficos. Castigos terribles esperan al pecador, mientras el justo vivirá en comunión con los dioses subterráneos, participando en el “banquete de los puros”.

Pero al final el abismo restituye las almas a la luz: ni las penas ni los goces son eternos. Y las almas vuelven a la tierra a reencarnarse. El cuerpo será elegido en base a las acciones cumplidas en la vida precedente. El alma que se reencarna olvida su pasado. Es por esto que en el Orfismo se le da una gran importancia a la memoria, Mnemosyne. Lo mismo vale para el alma que ha abandonado el cuerpo: el viaje al Hades, debe ser recordado, guiado, dirigido.

Los órficos desarrollaron una literatura funeraria análoga a la egipcia en la cual el alma del difunto recibe indicaciones sobre el recorrido que debe seguir y las dificultades que encontrará.

Las teorías órfico-pitagóricas sobre el destino del alma, las prácticas ascéticas y purificadoras, la abstención de comer carne y de los sacrificios sangrientos, encuentran un paralelo sorprendente con aquellas de los movimientos hindúes: el movimiento de los Upanishad, el Jainismo y el Budismo que sucedían simultáneamente en Oriente.

El impulso subyacente al Pitagorismo fue de orden espiritual y místico. Pitágoras es el arquetipo del filósofo considerado como sabio, que enseña a los hombres el significado de la vida y de la muerte.

Los relatos nos dicen que desde muy joven inició un largo período de viajes que lo llevaron en primer lugar a Egipto, donde habría entrado en contacto con la clase sacerdotal, para trasladarse después a Babilonia. Fue discípulo de Zarathustra y de los Magos, de los cuales habría tomado los fundamentos de su doctrina. No es improbable que Pitágoras haya hecho varios viajes al Oriente y entrado en contacto con las tradiciones religiosas orientales.

Pitágoras emigró a Italia meridional alrededor del año 530 a.C. para evitar la sumisión a la tiranía. "Aristoxeno dice que Pitágoras, a la edad de 40 años, al ver que la tiranía de Polícrates era demasiado presionante como para que un hombre libre pudiera resistir un sometimiento y despotismo semejante, emigró, por esta razón, a Italia.” En Crotona desarrolló, durante la mayor parte de su vida, una intensa actividad como reformador social y religioso y fundó su famosa Escuela.

Con su autoridad, hizo que el pueblo, que había caído en una vida de lujuria, retornara a la simplicidad, Pitágoras  alababa diariamente la virtud y relataba las depravaciones y el destino de las ciudades arruinadas por esta peste. Provocó en la multitud un entusiasmo tal por la simplicidad de vida, enseñando a las mujeres separadamente de sus maridos y a los hijos sin la presencia de su padres.

Aunque las fuentes antiguas magnifiquen la capacidad oratoria de Pitágoras, es más probable que la influencia de su enseñanza haya sido gradual. Pero sobre esta influencia no hay dudas.

La presencia de Pitágoras en Crotona, el desarrollo de la Escuela y de las asociaciones políticas pitagóricas (las eterias, es decir, los clubes), coinciden con la expansión política y económica de la ciudad que nos es revelada por la arqueología. La vida intelectual se había trasladado ya a las florecientes colonias de Magna Grecia y de Sicilia. A fines del siglo VI a.C., alrededor de 20 años después de la llegada del maestro, los cargos políticos más importantes en Crotona y en las ciudades cercanas estaban ocupados por miembros de los Clubes pitagóricos.

El siglo VI a.C., se caracterizó, en muchas ciudades-estado griegas por la lucha entre el partido oligárquico, sostenido por la aristocracia terrateniente y el partido democrático o popular que ambicionaba una redistribución de la riqueza y de los cargos públicos. La lucha sin cuartel entre estos dos partidos llevó, en algunos casos, a la formación de tiranías, es decir gobiernos personales de hombres fuertes y sin escrúpulos, y en otros a la formación de gobiernos democráticos.

Si bien el gobierno de los pitagóricos en la Magna Grecia nos ha sido descrito como “aristocrático”, es más coherente pensar, teniendo en cuenta otros aspectos de su doctrina, que el ideal político de los pitagóricos haya sido el de una República de Filósofos, es decir, sabios y especialistas en el comportamiento humano. Y es con este sentido que la tradición nos presenta el ideal aristocrático de los pitagóricos: se trataría de un gobierno de los “mejores”, según la etimología de la palabra “aristocrático” y no de una oligarquía por nacimiento o por rédito. El ideal político de los pitagóricos debía ser muy cercano al de Platón, que alrededor de un siglo después haría lo posible por crear la República de los Filósofos en la Magna Grecia, apoyándose en algunos miembros de la Escuela Pitagórica como Arquita de Taranto.

La Escuela pitagórica alcanzó su máximo esplendor entre los años 500 y 450 a.C. en la Magna Grecia y continuó su existencia durante otro siglo bajo forma de comunidades repartidas por todo el mundo griego. Finalmente, como entidad organizada, desapareció hacia el año 300 a.C. El neo-pitagorismo pasó de Alejandría a Roma donde ejerció una profunda influencia sobre todo en las clases cultas y representó el último baluarte de la cultura griega contra el Cristianismo.

Vemos entonces que el Pitagorismo es principalmente una doctrina del alma y de su destino; tal doctrina, que se desarrolla en torno a la reencarnación y a la metempsicosis, no es distinguible de la de los Órficos. Por lo tanto, en el eje de la especulación de Pitágoras encontramos un interés religioso: la purificación y la liberación del alma inmortal del ciclo inexorable del nacimiento y de la muerte. Sólo que para Pitágoras, tal purificación y liberación se pueden alcanzar no solamente a través de los ritos mistéricos transmitidos bajo el nombre de Orfeo, sino también a
través de la 'filosofía'. Con este término, del cual se dice que Pitágoras ha sido el inventor, debemos entender una disciplina de la Forma que incluye la música, la aritmética, la geometría y la astronomía.

Aquí encontramos el aspecto más original del pensamiento de Pitágoras, aspecto que ha influido, en forma determinante, toda la cultura occidental. Para Pitágoras, la ciencia, la filosofía, la música no eran ciencias independientes con un fin en sí mismas, sino que eran medios para la
purificación y la elevación del alma. Las investigaciones y los descubrimientos que los pitagóricos efectuaron en el campo musical, matemático y astronómico, tenían un objetivo ético-religioso. El estudio del cosmos servía al discípulo para entrar en concordancia con las leyes que lo gobiernan y por lo tanto para adecuar a éstas su propio comportamiento. La música servía además como técnica catártica y médica en cuanto era capaz de inducir en el alma sufriente y dividida un estado de unidad y paz. Esto tenía consecuencias también sobre la salud del cuerpo
porque, según los pitagóricos, la música se fundaba sobre el mismo principio de base –la fusión y la armonía entre los opuestos– sobre el cual estaban construidas el alma invisible y el cuerpo visible del ser humano y del universo.

Lo mismo se puede decir acerca de la actividad política. Ésta no se dirigía a la conquista del poder de decisión o económico, sino a la creación de un estado que, en su organización, reflejase el orden matemático-musical del cosmos, revelado por la doctrina de la Forma.

En síntesis, el Pitagorismo resulta ser un conjunto de doctrinas muy complejo y articulado en donde predomina la instancia religiosa, pero donde también encuentran su lugar los aspectos más diversos de la actividad humana. Estos aspectos no son separados e independientes, sino que reconducen a ciertos principios-base que regulan la vida humana y la del cosmos. A este conjunto de doctrinas le corresponde una serie de reglas de vida y de procedimientos ascéticos y un sistema de instrucción filosófica, teórica y práctica. La vida pitagórica tiene como objetivo el purificar y armonizar el alma humana –tanto individual como social– y asimilarla al principio divino que gobierna el universo.

Bio
Nació en la Isla de Samos, actual Grecia, hacia el año 580 a.C., y murió en Metaponte -actual Italia- hacia el año 500. De su vida se sabe muy poco, incluso algunos dudan de su existencia. De hecho los datos biográficos con que se cuenta son realmente dudosos. Según algunas fuentes su padre, grabador o comerciante de piedras preciosas, disfrutó una vida más o menos tranquila en cuestión económica, por lo que le brindó a su hijo una adecuada instrucción. Así Pitágoras aprendió sobre el cultivo del cuerpo y el espíritu.

Lo que sí es seguro, es que Pitágoras huyó de la tiranía de Polícrates, quien por aquel entonces gobernaba la Isla de Samos. Se asentó en Crotona, ciudad portuaria del golfo de Tarento (baja Italia), donde fundó su asociación filosófica, religiosa y política. Se la conoció como la escuela pitagórica, que sirvió de modelo a otras que surgieron en sus alrededores.

La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra de sus discípulos, ya que no dejó nada escrito, porque consideraba a la palabra escrita algo muerto. La comunidad que éste lideraba se convirtió en una fuerza política que hizo enojar al partido demócrata, lo cual provocó una revuelta que lo obligó a pasar los últimos años de su vida en Metaponte.

El pitagorismo fue, en resumen, un estilo de vida. Se inspiró en un ideal que se basaba en la comunidad de bienes, cuyo principal objetivo era la purificación de sus miembros a través de cultivar el saber, donde la música y las matemáticas eran sumamente importantes. El camino de ese saber era la filosofía, término que, según la tradición, Pitágoras fue el primero en emplear en su sentido literal de "amor a la sabiduría".

También se le atribuye haber transformado las matemáticas en una enseñanza liberal mediante la formulación abstracta de sus resultados. éste es el caso del famoso teorema que lleva su nombre y que establece la relación entre los lados de un triángulo rectángulo. En este tipo de triángulo la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa.

A su vez, en su escuela se realizaron amplias investigaciones matemáticas. En ellas se encuentran sus estudios de los números pares e impares y de los números primos y de los cuadrados, esenciales en la teoría de los números. Desde este punto de vista aritmético, cultivaron el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio de todas las cosas. A través de estos estudios, se estableció una base científica para las matemáticas.

Asimismo, a Pitágoras se lo considera el creador de la geometría y el descubridor de la octava musical. Los pitagóricos dedicaron buena parte de sus reflexiones a la música, y establecieron la relación entre el ritmo musical y el proceso lógico del número y sus combinaciones.

La astronomía de los pitagóricos marcó un importante avance en el pensamiento científico clásico, ya que fueron los primeros en considerar la tierra como un globo que gira junto a otros planetas alrededor de un fuego central. Explicaron el orden armonioso de todas las cosas como cuerpos moviéndose de acuerdo a un esquema numérico.

Todo el texto está resumido de Los Presocraticos, una investigación de Mariana U. en 2007, integrante del Nuevo Humanismo, realizada en el Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas, Mendoza, Argentina. Esta investigación se centra en el estudio de los principales rasgos de los filósofos presocráticos, que aparecen entre los siglos VII y V siglo antes de nuestra era, relacionados con los orígenes del pensamiento occidental.