jueves, 23 de febrero de 2017

Creo

A mi querida Jamaica, que partió al cielo de mi mente.

Un amigo patagónico que está en su propia búsqueda de sentido, me pidió que contase en que creo yo, para una breve nota que leería en su programa de radio. Me gustó el desafío de poner en blanco y negro que creía sobre la vida, que también incluye la creencia sobre la muerte. Está bueno cada tanto reflexionar sobre nuestras creencias, son las que direccionan nuestra vida, como dice mi maestro espiritual (Silo).

Creo que el ser humano es una etapa evolutiva de la materia, que después de 16 mil millones de años del Big Bang se consolido en un ser consciente. Es decir la materia evolucionó hasta ser auto-conciente. Creo en lo que los místicos egipcios (del que derivan las principales religiones de occidente. Judaísmo - Cristianismo - Islamismo), decían que el universo es mental. De hecho los científicos hoy día dicen que el universo es solo 6% materia y el resto materia oscura y energía oscura. Lo de oscura es porque hasta ahora no hay maquinas que midan esa materia o energía. Creo que no hay en la física teorías fundamentadas del 94% del universo.

Silo planteo en alguna charla, que a los científicos les faltaba el aspecto místico y así tener posibilidades de acceder a intuiciones que disparen formas de preguntarse diferentes, lo que después se buscará en la matemática para teorizar nuevas visiones. Hay antecedentes, el Big Bang fue teorizado por un sacerdote cosmólogo del Vaticano, que tiene observatorios en varios lugares del mundo. El Papa Francisco fue rector del colegio Máximo en San Miguel, y como buen jesuita estimuló la investigación científica en el observatorio que tienen dentro del predio y que esta dedicado exclusivamente al estudio de las manchas solares. Hay en la mística cristiana o esoterismo cristiano una idea similar al dios Ra de los egipcios que veneraban al sol… fuente de vida principal ademas del agua, la tierra y el aire. El halo de los santos o las llamas sobre la cabeza refieren a esa creencia. Sobre esto la biblia dice en Génesis, Capítulo 1

"1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. (Big Bang?)
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Los científicos demostraron que en el agua surgió la vida biológica)
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. (La luz apareció después del Big Bang) 
1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, (Estrellas, planetas y lunas)
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno."  

Pareciera una descripción del Big Bang profetizada hace 6000 años atrás. Esta ultima frase “Y vio Dios que era bueno.”, es sugestiva. ¿Cómo que vio que era bueno?; si después dice que lo sabe todo, lo que fue y lo que será. Parece que estaba probando como si fuese un científico. Prueba y error.

O sea que el hombre hecho a su imagen y semejanza (la mente?) podría ser parte esencial de la evolución de la luz. La luz, que es fuerza electromagnética, de la que solo vemos una cien milésima parte que es la luz visible, del rojo al violeta, formando 7 colores. Lo demás es rayos x, gama, radio etc. Básicamente la luz es vibración, compuesta de fotones (energía) pero se puede comportar como partícula (subatómica) o el escalón inicial de la materia. 

El Maestro decía que en la evolución hay una caída de la luz. Como que se degrada al transformarse en materia surge el primer átomo de hidrogeno. Después de 300 mil años del primer segundo del Big Bang y por efecto de la gravedad surgen las estrellas, al quemarse el hidrogeno se muere la estrella y al explotar desparrama en el universo átomos de hierro, calcio, oxigeno, etc. Es decir toda la tabla periódica del mundo atómico y subatómico que forman la materia y nuestro cuerpo. 

Así que estos datos duros de la realidad científica mas las experiencias personales de percepción no habitual, forman el bagaje de mi creencia. Somos seres autoconcientes en permanente proceso de evolución mental y emocional y contenemos una energía básica llamada alma, que tiene posibilidades de construir un espíritu a partir de la comprensión de una realidad mayor. Ese espíritu es el lugar donde surge el amor y la compasión que llevados a la acción en el mundo; producen actos de profunda unidad interna en quien lo asume y transforma positivamente la percepción en quien lo recibe.


lunes, 16 de enero de 2017

La realidad es un sueño

Brand Hunter

“¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.” Una nueva mirada sobre el soliloquio más famoso del drama español.

La nueva física parece revalidar el monólogo que Calderón de la Barca pone en boca de Segismundo cuando analiza en profundidad los aspectos de la realidad en relación con la relatividad especial. En un reciente artículo de la prestigiosa publicación especializada Scientific American, el tema de la realidad a escala cuántica es abordado desde una perspectiva que evolucionará nuestra actual comprensión científica de la naturaleza fundamental del universo. En “El jardín de los senderos que se bifurcan”, Jorge Luis Borges, nuestro gran genio de la literatura, había propuesto que el universo es un laberinto atemporal de porvenires que se ramifican en tantas posibilidades como un sueño lo permite. Borges es uno de los brillantes escritores que permite a los científicos algo impensado: leer la literatura como ciencia.

LA “NO LOCALIDAD” DE LA FÍSICA CUÁNTICA
Para entender este complejo paradigma de la ciencia, primero se debe formular la siguiente pregunta: ¿qué es exactamente la no localidad? Bueno, esto probablemente podría entenderse mejor por su contrario: el principio de localidad, según el cual los objetos pueden reconocerse, tocarse e interactuar con ellos por ocupar un espacio físico específico. Básicamente, sólo se puede influir en un objeto por contacto físico directo. En la no localidad, los objetos pueden encontrarse en cuanto espacio sean requeridos, ocupando todos los espacios posibles y, a la vez, pueden influirse entre sí a través de la vasta distancia del espacio, sin fuerzas en el medio o cadena de eventos. Esto ha sido verificado científicamente y es bien conocido en la comunidad científica como “entrelazamiento cuántico”. Bajo esta dinámica, dos objetos tienen la capacidad de influirse entre sí y en los demás a través de millones de millas más rápido que la velocidad de la luz, desafiando por completo nuestra percepción mecanicista newtoniana del universo y el mundo en que vivimos. Para comprenderlo de una manera más sencilla, Borges aborda esto en el “El jardín de los senderos que se bifurcan” cuando nos dice que algo se ramifica en tantas posibilidades como un sueño lo permite.
Científicos cuánticos de la talla del británico David Bohm proponen que el verdadero mundo real subyace al que nosotros consideramos como tal, en una dimensión superior a la que somos capaces de percibir conscientemente. Si tomamos en cuenta esta teoría, tendríamos que tomar en serio la idea de que la historia del mundo se juega a cabo, no en el espacio tridimensional de nuestra experiencia cotidiana o de espacio-tiempo, sino en un espacio de cuatro dimensiones de la relatividad especial, en una verdadera sopa cuántica de información desde la cual la realidad colapsa de alguna manera emergiendo y dando confguración a la ilusión de la tridimensionalidad.
Nuestra idea tridimensional de localidad tendría que ser entendida como emergente de dicha prerrealidad cuántica que podría ser nuestra ventana a este nivel más profundo de la existencia que sólo nuestra mente en un estado supraconsciente es capaz de percibir.
Por lo tanto, la creación de nuestro día a día, las experiencias “reales”, serían un reflejo exacto de lo que sucede en un aspecto intangible de la mecánica más profunda de creación del universo, la cual parece desafiar la lógica de la física conocida. Esto significa que si los objetos se pueden conectar no localmente en una realidad superior a nuestra experiencia tridimensional, entonces el universo entero podría ser, en esencia, un gigantesco pensamiento de una mente suprema que interactúa con cada una de nuestras mentes humanas, proyectando en nuestra existencia tridimensional lo que tanto individual como colectivamente le solicitamos inconscientemente que manifieste. La no localidad nos demuestra que, a niveles profundos de la realidad, la distancia tal como la percibimos no es más que una ilusión y que el universo existe fundamentalmente en ninguna parte y en todas al mismo tiempo.
El universo mismo no está compuesto de espacio, porque el espacio implica la distancia, y la distancia es una ilusión como lo son todas las dimensiones en las que vivimos por pura virtud de la propiedad de la no localidad. En este sentido, el universo sólo puede existir como una proyección ilusoria, que, a su vez, sólo existe como realidad en nosotros para permitir nuestra propia manifestación y vivenciarnos en dicha ilusión que palpamos como real.
Como en el filme Matrix, el mundo que percibimos no sería real, sino una mera ilusión que nos impide ver la verdad que existe objetivamente y que no posee formas sino información. El mundo virtual es lo más semejante para alcanzar a comprender esta fantástica teoría.
Los datos, fotos, relatos, contactos, comunicaciones, etcétera que almacenamos en la nube no existen como tales, sino que son simplemente un cúmulo de información almacenada como bytes que cobran sentido a nuestra percepción y toman forma cuando son traducidos por nuestra tecnología, que los convierte en imagen, palabra, sonido, etcétera.
En última instancia, esto significa que toda la realidad física tal como la percibimos es una ilusión y sólo existe en un sueño ilusorio como estado. En lugar de la realidad que se está viendo como newtoniana y mecanicista, en el contexto de la no localidad es probable que sea mejor entendida como un sueño, ya que tiene las mismas propiedades de las experiencias oníricas.

DE CALDERÓN DE LA BARCA A LAS HERMANAS WACHOWSKI
Varios siglos después de que el dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca escribió una de sus obras maestras, dos hermanas de Chicago, Julie y Lana Wachowski, sorprendieron al mundo con el flme Matrix, una moderna versión de la vida como sueño. Pero ni Calderón de la Barca, ni Borges y menos las hermanas Wachowski fueron los pioneros de la teoría. En La república, de Platón, el filósofo griego nos lo presenta en la alegoría de la caverna. En el relato, los hombres son encadenados al nacer y obligados a ver sólo las sombras de los objetos reales. Sin embargo, uno de los cautivos logra liberarse y escapar a la realidad, descubriendo el mundo más allá del mundo. Ese es el viaje que se les plantea tanto a Segismundo como a Neo.
La idea del mundo como un sueño no sólo está en la base del autor más importante de la filosofía occidental clásica, sino que es fundamental en gran parte del misticismo y la teología de muchas religiones orientales, cuando a la misma realidad se la conoce con el nombre de “maya”, que no significa otra cosa que “ilusión”. En el hinduismo se suele considerar que la realidad o todo el universo de cosas materiales y que aparecen como existentes son ilusorias, es decir, hacen el tejido de la maya y que, por ejemplo, los seres humanos solemos tener “karma” al quedar atrapados en la trampa de la ilusión. Según la doctrina advaita, la multiplicidad de este mundo fenoménico existe para que las almas en evolución se manifiesten como separadas en un teatro vivencial, para finalmente comprender que la experiencia de maya como irrealidad existe para alcanzar como finalidad la unidad esencial del todo. Bajo esta perspectiva del credo filosófico hindú, la maya o ilusión es necesaria para que cada ser y objeto físico, desde la perspectiva de la eternidad, sea como una breve y perturbada gota de agua que es separada espacial y temporalmente de un océano sin límites al cual pertenece. La meta de la autorrealización espiritual es entender esto, sentir intuitivamente la diferencia entre el yo y el universo como todo indivisible, como una falsa dicotomía, puesto que la idea de que la experiencia en la materia física es un paso finito del ser eterno. Una experiencia en la que el espíritu y el cuerpo son cosas diferentes, y la vida en maya como el resultado de una no iluminada perspectiva para experimentar la ilusión de la separación.
Lo que esto parece dar a entender es que el universo entero es un constructor mental y existe únicamente en una gestalt psicológica, porque dentro de una gestalt psicológica, el espacio, las dimensiones y el tiempo son todas las construcciones posibles dentro del jardín de los senderos que se bifurcan.