sábado, 21 de mayo de 2011

Pitagoras


Síntesis de los ANTECEDENTES DE LA DISCIPLINA MORFOLÓGICA

En el Pitagorismo hay una fuerte influencia del Orfismo, de modo tal que se presentan tantos puntos en común, que resultan de difícil distinción y su influencia recíproca es innegable.

Orfeo Era el más grande de los poetas de Tracia en el siglo VI,a.C. Se dice que inspirado por las Musas, habría inventado la lira y enseñado a los hombres la música y la escritura. Vivió una generación antes de Homero y participó en la mítica expedición de los Argonautas en busca del Vellocino de Oro, relatada en la Iliada y la Odisea.

Habría introducido en Grecia las “orgías”, es decir, los ritos de Dionisio, En el mito de Dionisio la raza humana ha nacido de las cenizas de los Titanes. A causa de este origen posee un aspecto malvado y cruel; pero  también una chispa divina. El ser humano es animal y dios. El objetivo de la vida órfica es la purificación del animal humano y la liberación de su parte divina.

Esos dos aspectos están representados por Apolo, que es el dios de la sabiduría calma y ordenada, del arte como proporción y armonía. Su atributo es la lira que crea una música persuasiva, apaciguadora, en contraposición a la flauta de Dionisio que induce al frenesí, a la agitación del alma, a la 'manía'. Pero la oposición entre las dos figuras divinas es sólo aparente: uno de los misterios sagrados era precisamente el reconocimiento de su unidad. En síntesis, Orfeo ha enseñado a través de los misterios de Dionisio que no es posible conocer la vida si no se ha experimentado la muerte.

Otro punto fundamental en la especulación religiosa órfica es el destino del alma humana. Aquí nos encontramos en lo opuesto a la visión griega tradicional. Para los héroes homéricos la verdadera vida es la vida del cuerpo. Los órficos revierten completamente esta visión: el alma es la parte divina del ser humano, es parte de Dionisio, y se encuentra prisionera en el cuerpo como en una tumba.

El alma para los órficos no es el intelecto o el razonamiento discursivo, que también diferencian al ser humano del animal. Las funciones racionales y sensitivas son para los órficos parte del cuerpo y mueren con él. En cambio el alma es un ser divino que es atraído por el cuerpo y le da vida.

Sin el alma el cuerpo no puede vivir, pero la entrada en el cuerpo es para el alma una especie de muerte de la cual se libera con la muerte física. Con la muerte del cuerpo el alma va bajo tierra, al Hades, donde se presenta a un juicio. La idea de una justicia equitativa en el otro mundo ha sido desarrollada en Occidente por los órficos. Castigos terribles esperan al pecador, mientras el justo vivirá en comunión con los dioses subterráneos, participando en el “banquete de los puros”.

Pero al final el abismo restituye las almas a la luz: ni las penas ni los goces son eternos. Y las almas vuelven a la tierra a reencarnarse. El cuerpo será elegido en base a las acciones cumplidas en la vida precedente. El alma que se reencarna olvida su pasado. Es por esto que en el Orfismo se le da una gran importancia a la memoria, Mnemosyne. Lo mismo vale para el alma que ha abandonado el cuerpo: el viaje al Hades, debe ser recordado, guiado, dirigido.

Los órficos desarrollaron una literatura funeraria análoga a la egipcia en la cual el alma del difunto recibe indicaciones sobre el recorrido que debe seguir y las dificultades que encontrará.

Las teorías órfico-pitagóricas sobre el destino del alma, las prácticas ascéticas y purificadoras, la abstención de comer carne y de los sacrificios sangrientos, encuentran un paralelo sorprendente con aquellas de los movimientos hindúes: el movimiento de los Upanishad, el Jainismo y el Budismo que sucedían simultáneamente en Oriente.

El impulso subyacente al Pitagorismo fue de orden espiritual y místico. Pitágoras es el arquetipo del filósofo considerado como sabio, que enseña a los hombres el significado de la vida y de la muerte.

Los relatos nos dicen que desde muy joven inició un largo período de viajes que lo llevaron en primer lugar a Egipto, donde habría entrado en contacto con la clase sacerdotal, para trasladarse después a Babilonia. Fue discípulo de Zarathustra y de los Magos, de los cuales habría tomado los fundamentos de su doctrina. No es improbable que Pitágoras haya hecho varios viajes al Oriente y entrado en contacto con las tradiciones religiosas orientales.

Pitágoras emigró a Italia meridional alrededor del año 530 a.C. para evitar la sumisión a la tiranía. "Aristoxeno dice que Pitágoras, a la edad de 40 años, al ver que la tiranía de Polícrates era demasiado presionante como para que un hombre libre pudiera resistir un sometimiento y despotismo semejante, emigró, por esta razón, a Italia.” En Crotona desarrolló, durante la mayor parte de su vida, una intensa actividad como reformador social y religioso y fundó su famosa Escuela.

Con su autoridad, hizo que el pueblo, que había caído en una vida de lujuria, retornara a la simplicidad, Pitágoras  alababa diariamente la virtud y relataba las depravaciones y el destino de las ciudades arruinadas por esta peste. Provocó en la multitud un entusiasmo tal por la simplicidad de vida, enseñando a las mujeres separadamente de sus maridos y a los hijos sin la presencia de su padres.

Aunque las fuentes antiguas magnifiquen la capacidad oratoria de Pitágoras, es más probable que la influencia de su enseñanza haya sido gradual. Pero sobre esta influencia no hay dudas.

La presencia de Pitágoras en Crotona, el desarrollo de la Escuela y de las asociaciones políticas pitagóricas (las eterias, es decir, los clubes), coinciden con la expansión política y económica de la ciudad que nos es revelada por la arqueología. La vida intelectual se había trasladado ya a las florecientes colonias de Magna Grecia y de Sicilia. A fines del siglo VI a.C., alrededor de 20 años después de la llegada del maestro, los cargos políticos más importantes en Crotona y en las ciudades cercanas estaban ocupados por miembros de los Clubes pitagóricos.

El siglo VI a.C., se caracterizó, en muchas ciudades-estado griegas por la lucha entre el partido oligárquico, sostenido por la aristocracia terrateniente y el partido democrático o popular que ambicionaba una redistribución de la riqueza y de los cargos públicos. La lucha sin cuartel entre estos dos partidos llevó, en algunos casos, a la formación de tiranías, es decir gobiernos personales de hombres fuertes y sin escrúpulos, y en otros a la formación de gobiernos democráticos.

Si bien el gobierno de los pitagóricos en la Magna Grecia nos ha sido descrito como “aristocrático”, es más coherente pensar, teniendo en cuenta otros aspectos de su doctrina, que el ideal político de los pitagóricos haya sido el de una República de Filósofos, es decir, sabios y especialistas en el comportamiento humano. Y es con este sentido que la tradición nos presenta el ideal aristocrático de los pitagóricos: se trataría de un gobierno de los “mejores”, según la etimología de la palabra “aristocrático” y no de una oligarquía por nacimiento o por rédito. El ideal político de los pitagóricos debía ser muy cercano al de Platón, que alrededor de un siglo después haría lo posible por crear la República de los Filósofos en la Magna Grecia, apoyándose en algunos miembros de la Escuela Pitagórica como Arquita de Taranto.

La Escuela pitagórica alcanzó su máximo esplendor entre los años 500 y 450 a.C. en la Magna Grecia y continuó su existencia durante otro siglo bajo forma de comunidades repartidas por todo el mundo griego. Finalmente, como entidad organizada, desapareció hacia el año 300 a.C. El neo-pitagorismo pasó de Alejandría a Roma donde ejerció una profunda influencia sobre todo en las clases cultas y representó el último baluarte de la cultura griega contra el Cristianismo.

Vemos entonces que el Pitagorismo es principalmente una doctrina del alma y de su destino; tal doctrina, que se desarrolla en torno a la reencarnación y a la metempsicosis, no es distinguible de la de los Órficos. Por lo tanto, en el eje de la especulación de Pitágoras encontramos un interés religioso: la purificación y la liberación del alma inmortal del ciclo inexorable del nacimiento y de la muerte. Sólo que para Pitágoras, tal purificación y liberación se pueden alcanzar no solamente a través de los ritos mistéricos transmitidos bajo el nombre de Orfeo, sino también a
través de la 'filosofía'. Con este término, del cual se dice que Pitágoras ha sido el inventor, debemos entender una disciplina de la Forma que incluye la música, la aritmética, la geometría y la astronomía.

Aquí encontramos el aspecto más original del pensamiento de Pitágoras, aspecto que ha influido, en forma determinante, toda la cultura occidental. Para Pitágoras, la ciencia, la filosofía, la música no eran ciencias independientes con un fin en sí mismas, sino que eran medios para la
purificación y la elevación del alma. Las investigaciones y los descubrimientos que los pitagóricos efectuaron en el campo musical, matemático y astronómico, tenían un objetivo ético-religioso. El estudio del cosmos servía al discípulo para entrar en concordancia con las leyes que lo gobiernan y por lo tanto para adecuar a éstas su propio comportamiento. La música servía además como técnica catártica y médica en cuanto era capaz de inducir en el alma sufriente y dividida un estado de unidad y paz. Esto tenía consecuencias también sobre la salud del cuerpo
porque, según los pitagóricos, la música se fundaba sobre el mismo principio de base –la fusión y la armonía entre los opuestos– sobre el cual estaban construidas el alma invisible y el cuerpo visible del ser humano y del universo.

Lo mismo se puede decir acerca de la actividad política. Ésta no se dirigía a la conquista del poder de decisión o económico, sino a la creación de un estado que, en su organización, reflejase el orden matemático-musical del cosmos, revelado por la doctrina de la Forma.

En síntesis, el Pitagorismo resulta ser un conjunto de doctrinas muy complejo y articulado en donde predomina la instancia religiosa, pero donde también encuentran su lugar los aspectos más diversos de la actividad humana. Estos aspectos no son separados e independientes, sino que reconducen a ciertos principios-base que regulan la vida humana y la del cosmos. A este conjunto de doctrinas le corresponde una serie de reglas de vida y de procedimientos ascéticos y un sistema de instrucción filosófica, teórica y práctica. La vida pitagórica tiene como objetivo el purificar y armonizar el alma humana –tanto individual como social– y asimilarla al principio divino que gobierna el universo.

Bio
Nació en la Isla de Samos, actual Grecia, hacia el año 580 a.C., y murió en Metaponte -actual Italia- hacia el año 500. De su vida se sabe muy poco, incluso algunos dudan de su existencia. De hecho los datos biográficos con que se cuenta son realmente dudosos. Según algunas fuentes su padre, grabador o comerciante de piedras preciosas, disfrutó una vida más o menos tranquila en cuestión económica, por lo que le brindó a su hijo una adecuada instrucción. Así Pitágoras aprendió sobre el cultivo del cuerpo y el espíritu.

Lo que sí es seguro, es que Pitágoras huyó de la tiranía de Polícrates, quien por aquel entonces gobernaba la Isla de Samos. Se asentó en Crotona, ciudad portuaria del golfo de Tarento (baja Italia), donde fundó su asociación filosófica, religiosa y política. Se la conoció como la escuela pitagórica, que sirvió de modelo a otras que surgieron en sus alrededores.

La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra de sus discípulos, ya que no dejó nada escrito, porque consideraba a la palabra escrita algo muerto. La comunidad que éste lideraba se convirtió en una fuerza política que hizo enojar al partido demócrata, lo cual provocó una revuelta que lo obligó a pasar los últimos años de su vida en Metaponte.

El pitagorismo fue, en resumen, un estilo de vida. Se inspiró en un ideal que se basaba en la comunidad de bienes, cuyo principal objetivo era la purificación de sus miembros a través de cultivar el saber, donde la música y las matemáticas eran sumamente importantes. El camino de ese saber era la filosofía, término que, según la tradición, Pitágoras fue el primero en emplear en su sentido literal de "amor a la sabiduría".

También se le atribuye haber transformado las matemáticas en una enseñanza liberal mediante la formulación abstracta de sus resultados. éste es el caso del famoso teorema que lleva su nombre y que establece la relación entre los lados de un triángulo rectángulo. En este tipo de triángulo la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa.

A su vez, en su escuela se realizaron amplias investigaciones matemáticas. En ellas se encuentran sus estudios de los números pares e impares y de los números primos y de los cuadrados, esenciales en la teoría de los números. Desde este punto de vista aritmético, cultivaron el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio de todas las cosas. A través de estos estudios, se estableció una base científica para las matemáticas.

Asimismo, a Pitágoras se lo considera el creador de la geometría y el descubridor de la octava musical. Los pitagóricos dedicaron buena parte de sus reflexiones a la música, y establecieron la relación entre el ritmo musical y el proceso lógico del número y sus combinaciones.

La astronomía de los pitagóricos marcó un importante avance en el pensamiento científico clásico, ya que fueron los primeros en considerar la tierra como un globo que gira junto a otros planetas alrededor de un fuego central. Explicaron el orden armonioso de todas las cosas como cuerpos moviéndose de acuerdo a un esquema numérico.

Todo el texto está resumido de Los Presocraticos, una investigación de Mariana U. en 2007, integrante del Nuevo Humanismo, realizada en el Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas, Mendoza, Argentina. Esta investigación se centra en el estudio de los principales rasgos de los filósofos presocráticos, que aparecen entre los siglos VII y V siglo antes de nuestra era, relacionados con los orígenes del pensamiento occidental. 

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